Se despierta la comprensión.
Después de otro año volé a Honduras, pero esta vez a la capital ya la costa. Carlos me siguió y hablamos durante muchos días y noches sobre política, educación, sistemas sociales y las diferencias en el mundo. Percepciones profundas, impresiones emocionales y una comprensión de las “cosas de la vida” desde diferentes perspectivas. Esto, por supuesto, dio lugar a discusiones. Mi conclusión: todo el mundo puede cambiar algo si empieza por sí mismo, justo en la punta de su propia nariz.
¡Mi misión estaba clara!